Estúpidamente Deprimida
Estúpidamente deprimida, frase que quedo grabada en mi mente al escuchársela pronunciar a mi hermano mayor; de manera burlesca al referirse a mis hermanas, cuando solían sentarse en la vereda de mi casa, a deleitar el crepúsculo del día, al parecer no muy bueno para ellas.
Me gustaba reírme de sus caras llenas de tristezas con mi sonrisa maquiavélica que aún permanece en mí cuando recuerdo alguna maldad. Me preguntaba constantemente pórque tanta tristeza, al punto que una niña de 6 años podía percibirla, las lagrimas que se perdían entre el recorrido de sus rostros se me hacían tontas, y crecía mis ansias de ser cada vez más cruel con mis bromas, bueno hubiera podido ¡estoy segura! esa maldad de niña chocante me rodeaba, con mis cabellos largos llenos de risos que ellas anhelaban jalonear.
Pero a mi tan corta edad, nunca había recibido ni una sola paliza, sin embargo en mi inocencia pronuncie mil veces en silencio, prefiero una tunda de aquellas que me contaba mi papa antes de enterarme que mis padres se separarían, fue allí cuando por primera vez conocí la depresión, caprichosa niña de cabellos rizados me burle de esa estupidez, mi mirada chocante se iba desvaneciendo para convertirse en una mirada desolada sin camino, entendí a mis hermanas, Maldición! No solo se trataba de hombres, estaba ahí un vacio en mi corazón un fuerte dolor en el pecho, ¡estaba deprimida!
Decidí hacer como si nada hubiera pasado,! tonterías! ..el tiempo no se detendría para mi, miraba el reloj mientras las nubes y el sol llegaban y se iban, cerré los ojos y me enclaustre en mi cuarto, como niña que era no percibía con gran adecuación la situación. Pero yo también tenía que crecer y aprender a sufrir los conflictos de la vida, una gran risotada desafiante con mis padres no me serviría en el futuro.
En mi cuarto con las parecer pintadas de las travesuras que solía hacer, echada debajo de la cama describí la depresión, cómo era para mí, ya tenía 12 años en mi línea de tiempo no muy larga ni vivida, aferrada a un cuaderno y mis soledad redacte todo lo per turbante que era estar deprimida.
Sin embargo seguía siendo una dulce niña que sentada en el parque no solía jugar con nadie solo esperaba caprichosamente llegar la noche, mientras Juana la chica que decía cuidarme se pasaba horas de horas conversando con su amigo, pero una tarde llegue y mi sitio en el columpio ya estaba ocupado, era una niña de cabello lacio, con su mama empujándola, amablemente le pedí que por favor se moviera, ella cual ogra me empujo, maldita sea ¡me pego!, lo reconozco nunca aprendí a pelear; en el colegio siempre estaba súperhermano quien me defendía de todos, cuando me hacían llorar; yo solo atine a hacer una pataleta reclamando mi columpio caprichosa niña de papas quería todo para mí pero de nada me sirvió derramar como un litro de lagrimas ¡estaba sola!, esa tarde entendí algo muy importante… ¡debo a prender a pelear!
Llegando a mi casa papi me miro llorosa me sentó en sus rodillas y cual tonto pregunto has llorado, va era una niña tan callada sino le hubiera contestado acaso eres siego, mire todo a mi alrededor y me sentía más deprimida que nunca, me dieron ganas de gritar donde estuviste porque ellas eran dos y yo sola, pero bueno entendía que tenía que trabajar. Fui a mi habitación ese lugar parecía mi palacio de depresión, maldito estado emocional cuando dejaras de habitar en mi, sentía que bañándome me dejarías, pensaba que eras cual carca de borracho de la parada, pegada a mi piel.
Al rato escuche unos pasos que se acercaban a mi puerta, ¡no! nuevamente el interrogatorio mami tan sutil y cariñosa como siempre pregunto ¿verdad que te golpearon?, con la cabeza agachada afirme, y ya veía venir un maretazo de palabras rebosantes de regalos, solo sabia solucionar las cosas de esa manera, mientras por mi cabeza pasaban miles de deseos que siempre espere de ella, que bajo sus brazos trajera caricias y tiempo. Así pase gran parte de mi vida golpeada, por ser ignorada por mis padres y mi depresión amenazante.
Tenía 19 años y ya no podía mas, era salir de esa oscuridad en la que me había refugiado, los años pasaron llego la hora de reconocer que estaba deprimida, una mañana me levante fui presurosa a lavarme la cara y frente al espejo me mire fijamente esta soy yo, mi imagen era la misma imagen que hace unos años atrás odiaba ver reflejada en mis hermanas, grite ¡estúpidamente deprimida! La escena se estaba repitiendo, solo nos hacía falta un personaje, la chiquilla espesa riéndose de mí.
Esa mañana me dirigí a la calle nublada sin reconocer exactamente mi destino, quería que mi microbio como solía decir me conduzca a un lugar donde nadie pueda encontrarme y poder explotar, reclamar por que sentía que esta maldita enfermedad se había refugiado en mi, el carro paro, ¿Dónde? nace aun con exactitud, solo podía mirar pareces plasmadas de garabatos y dibujos crueles y reales a la vez, no eran como los de mi cuarto que solo expresaban soledad, estas dejaban ver a clara luz el dolor encarnado en cada grafiti. Presurosa subí unas escaleras como si algo me persiguiera. ¡Stop! De repente me detuve, un silencio cómplice de mi desahogo dejo escucharse, era el momento de despercudirme de tanto rencor, me senté en medio de las escaleras cogí mi mochila y empecé a buscar un cuaderno, era una piscina de papeles todo lo que escribía estaba hay en hojas que nunca me atrevía a quemar, habría valido la pena tanto desvelo, tanto hurgar en la bahía de mis pensamientos, tanta tinta derramada en papeles que nunca volvía a leer.
Entre todo mis pensamientos derramado en hojas de cualquier índole estaba ahí mi diario de niñez, como llego hasta ahí, quien sabe, echémosle la culpa al maldito destino, lo abrí y empecé a leer lo que escribí a los 12 años,
DEPRESION: soledad, asfixiante, destructiva sin contemplaciones, oscura amenaza que rondas mi habitación cada minuto del día, el reloj parece tu cómplice, se detiene para poder hacer más largo el recorrido de espinas que mi alma tiene que caminar, espero conocerte para golpearte como lo he deseado desde muy niña, me derrumbe es cierto llore y seguiré llorando las desventuras de la vida que tu dilapidas con grande gozo, a hollaste mi alma, el alma de una aun niña, malaventurada la vida si siempre estarás presente…..
Llore al leer esas palabras duras de una niña, y escribí en la misma hoja
… ahora me toca le revancha, si estaba deprimida gran parte de mi vida mi línea de tiempo tiene que terminar aquí ¡ja!, no te alegres no para dirigir mi destino a un hecho desastroso, si no para demostrarte que ya no me prosternare ante ti, decepciónate ya entendí que no desaparecerás pero no serás mas el pábulo que alimentara mi ser, deje el vértigo existencial, aprenderé a vivir contigo, si no puedes con el enemigo únetele, encontré la luz que tanto busque, gracias a mí y a entender que tu solo estas cuando yo te lo permito…